España todavía invierte en educación menos que hace siete años
A pesar del discurso de
recuperación expandido por el Gobierno, siete años después, el sector
educativo no se ha recuperado de la crisis. Siete años después de que la
recesión empezara a golpear con toda su violencia a los presupuestos,
la inversión educativa sigue hoy por debajo de los que había en 2010 (un
6,68% menos, en concreto).
Este curso que
arranca han subido ligeramente las partidas, pero el aumento es
insuficiente para compensar años de descensos, según datos recopilados
por el sindicato UGT. Además, España es el quinto país europeo que menos invierte en
Educación en términos relativos con un 4,1% del PIB, apostilla
Eurostat. Solo se supera a Bulgaria, Italia, Irlanda y Rumanía. A
cambio, las familias gastan un tercio más en la educación de sus hijos
que antes de la crisis.
Más allá de los números, la falta de recursos
arrastra efectos concretos en el día a día educativo. El aumento del
gasto privado es una las consecuencias que trae para las familias que
caiga la inversión pública.
Para los
colegios e institutos los recortes se han traducido en más profesores
interinos en vez de funcionarios con plazas, más alumnos por clase,
menos refuerzos en las aulas –las partidas compensatorias son las que
más afectadas se han visto: menos atención a los más vulnerables–,
peores condiciones laborales para los docentes o infraestructuras sin
concluir cuando empieza el curso.
Camino de la década perdida
Los datos de inversión ofrecidos por UGT no dejan mucho lugar a la
interpretación. Desde 2010, la inversión en Educación tiene 2.648
millones de euros menos, un 6,68% de caída en toda España. Aunque de
cara a este curso 2017-2018 todas las Comunidades Autónomas han elevado
la financiación por segundo o tercer año consecutivo, según el caso, las
subidas son ligeras y aún no llegan a compensar los años previos de
caídas, alerta el sindicato.
Por comunidades
autónomas, Castilla La Mancha es la que más recortes presupuestarios ha
sufrido en este periodo, un 26,6%. Le siguen Castilla y León (10,4%) y
Murcia (10,2%). En el lado opuesto, hay regiones que sí han conseguido
revertir la caída de las cuentas: Baleares (10%), La Rioja (2%) y Aragón
(0,05%) gastan hoy más dinero que hace siete años en su educación.
El aumento de la inversión para este curso respecto al pasado es del
3,93%, para situar el gasto educativo en 36.968 millones de euros. "Es
positivo que todas las comunidades aumenten sus presupuestos para este
año, [pero] los daños de estos recortes son tan profundos y sus
consecuencias tan graves que, de no tomar medidas urgentes, puede
continuar el deterioro que han venido generando", señalan desde UGT.
Las consecuencias
¿A qué deterioros se refieren desde el sindicato? "Los recortes son un
disparo a la línea de flotación de la equidad del sistema", responde
Maribel Loranca, secretaria del sector de Enseñanza de la Federación de
Servicios de UGT.
La caída en los
presupuestos ha afectado, y mucho, a los profesores. De manera personal y
como colectivo. El aumento de las horas lectivas que sufrieron, la
subida de las ratios y el descenso del número de maestros se notó
directamente en las plantillas de especialistas ( por ejemplo, contra el acoso escolar).
Tener que dar más horas semanales de clase afecta a los programas de atención a la diversidad y educación compensatoria, los refuerzos para estudiantes con problemas de rendimiento o extranjeros, los desdobles, etc.
Las ratios es otro de los aspectos que se han visto afectados por la
crisis y los recortes. Para que los centros pudiesen funcionar con estos
profesores de menos, la administración decidió elevar el número de
alumnos que se pueden meter en cada aula, medidas que ahora se intentan
revertir, pero con más fuerza en el papel que en las clases.
Más alumnos por aula significa más pérdida de tiempo en poner orden en
clase (y por tanto, menos de lección), más dificultades para atender a
cada alumno individualmente y menos atención a los estudiantes con
problemas de desempeño.
Otros efectos
visibles son las condiciones laborales de los profesores. A raíz de los
recortes de 2012, los docentes sufrieron la congelación salarial y les
fue retirada una paga extra. A nivel de colectivo, durante los años de
la crisis y como consecuencia de que se impusiera una tasa de reposición
del 10%, la plantilla de profesores ha visto como se han perdido unas
30.000 plazas de maestro (que no empleos, los profesores hacen falta
igual). Donde antes había un funcionario con su plaza fija, ahora hay un
interino.
Y no es lo mismo. Por un lado,
los interinos van y vienen. En muchas regiones, como Madrid, son
despedidos en verano para ahorrar en pagas y su incorporación a los
centros se dilata al máximo, hasta el punto de que llegan una vez ya empezado el curso,
con los trastornos que ello conlleva. Según el sindicato CSIF, esta
circunstancia ha afectado este curso a 201.000 docentes, que se dieron
de baja durante el verano y aún siguen pendientes de reincorporarse a su
puesto.
Además, al no disponer de plaza
fija y con toda probabilidad no vayan a repetir colegio al año siguiente
es prácticamente imposible que se integren con el proyecto de centro e
inciden negativamente en la planificación y organización de los mismos,
que no saben hasta el último momento con qué personal contarán.
No es cuánto, es cómo
Para el PP, que ha gobernado buena parte de la crisis (aunque los
recortes empezaron con el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez
Zapatero), no importa tanto cuánto se invierta, sino cómo. Es un mantra
este que, respaldado por la OCDE, ha repetido el Ministerio de Educación
siempre que ha podido.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, lo repitió
hace poco, y apeló a los resultados en PISA para defenderlo (los resultados de Madrid en esta prueba están por encima de la media europea).
Esta teoría siempre lleva la coletilla "a partir de un mínimo", pero
nunca han fijado cuál es. Debe estarse cerca de él, eso sí: el 4,1% del
PIB que refiere Eurostat (de 2015, pero apenas habrá variado) es la
cifra de gasto en Educación relativo más baja desde 1990, aunque hay que
matizar que el PIB se ha duplicado desde entonces (y por tanto, la
cantidad bruta de inversión educativa).
Loranca aboga en este punto por establecer un suelo de inversión del que
no se pueda bajar, para que las políticas educativas no se basen en
"tengo dinero o no", como denunciaba la semana pasada el director
ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores de Libros, Antonio
Ávila.
Artículo de Daniel Sánchez Caballero en eldiario.es: "España todavía invierte en educación menos que hace siete años"
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