Pido la palabra por la Educación
Pido la palabra por la Educación, porque es el
principal instrumento para el progreso humano de las sociedades en un
mundo cada vez más cambiante y complejo. Sin educación no hay futuro, ni
respeto a los derechos humanos. Sin educación se vulnera la dignidad
del ser humano en su más profunda identidad.
Pido la
palabra por la Educación, porque es necesario convencer a la ciudadanía
de que si es un derecho debe convertirse en una realidad para toda la
humanidad. También, por tanto, para los más de 250 millones de
infantes, jóvenes y adolescentes que hoy en día, especialmente en el
África subsahariana permanecen sin escolarizar.
Pido la palabra por la Educación para que los más de 750 millones de personas adultas analfabetas -dos tercios de ellas, mujeres- dejen de serlo antes de 2030. La educación amplía el mundo de posibilidades de crecimiento personal y mejora la autoestima. Aporta pluralidad ideológica y crítica al conocimiento.
Pido la palabra por la Educación para que los más de 750 millones de personas adultas analfabetas -dos tercios de ellas, mujeres- dejen de serlo antes de 2030. La educación amplía el mundo de posibilidades de crecimiento personal y mejora la autoestima. Aporta pluralidad ideológica y crítica al conocimiento.
Pido
la palabra por la Educación para confirmar que los actos públicos
celebrados en más de 30 ciudades españolas, bajo la tutela de las
organizaciones sociales y sindicales no dejen en
saco roto esta reivindicación.
Pido la palabra por la
Educación porque conseguir que una Educación de calidad y equitativa
esté garantizada como el 4º Objetivo de Desarrollo Sostenible, aprobado
por las Naciones Unidas en Nueva York, en 2015, significará que tenga
carácter universal (aplicable en todos los países firmantes) e integral
(cumplirse totalmente).
Pido la palabra por la
Educación para convencer a las y los políticos de que hay que invertir
la tendencia actual de seguir reduciendo la ayuda oficial al Desarrollo,
que de los 354 millones del año 2008 ha descendido hasta los míseros 34
millones de euros de 2015. En menos de una década, España ha pasado de
ser un país donante relevante (aportaba el 5,6% de la ayuda en educación
a los países del Tercer Mundo) a reducir su aportación en un 90% (Alboan, Entreculturas y Fundacion Etea. 'La ayuda en educación, a examen, 2017').
Pido la palabra por la Educación para exigir a nivel
internacional un apoyo decidido de los países firmantes del acuerdo de
Nueva York que garanticen que sus respectivos gobiernos cumplan con los
indicadores que demuestren el ritmo adecuado de seguimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº4.
Pido la palabra por la Educación para avergonzar a cuantos dirigentes
políticos españoles crean que disminuyendo la inversión en educación
están ayudando a construir una sociedad más justa y equitativa. El
Partido Popular redujo en los años de crisis un 12%, frente a la media
de los recortes europeos, que no superó el 3%.
Pido
la palabra por la Educación para que las tres metas finales (Construir
entornos de aprendizaje eficaces, aumentar sustancialmente el número de
becas y el de docentes para mejorar los países en vía de desarrollo)
sirvan para conseguir las siete anteriores de las diez que encuadran el
Objetivo de Desarrollo Sostenible nº4: Educación primaria y secundaria universal; desarrollo primera
infancia; acceso igualitario a formación técnica superior; habilidades
para trabajo decente; igualdad entre sexos; alfabetización y educación
en desarrollo sostenible.
Pido la palabra por la
Educación para que su extensión reduzca los conflictos armados, una de
las principales causas de la escasez de escolarización de niños, niñas y
adolescentes en los países del Tercer Mundo. Pese al incremento en el
acceso a la escuela, apenas ha mejorado la tasa de mantenimiento durante
toda la etapa educativa (escasamente, el 73% en los países en
desarrollo y ligeramente por encima del 55% en los de ingresos bajos).
Pido la palabra por la Educación si no queremos que el derecho a la
diferencia se convierta en una diferencia de derechos. Para ello, es
fundamental equiparar las condiciones de escolarización de los centros
educativos (instalaciones, precios, proyectos, profesorado, composición
social) para que todo el mundo tenga derecho a una buena educación. (Aina Tarabini, 'De nuevo la elección escolar: o cuando la diferencia se confunde con la desigualdad', 2017)
Pido la palabra por la Educación con la intención de continuar
trabajando en la desmercantilización de este bien común. Para que la
colaboración y no la competición sea la que marca las relaciones entre
los miembros de la comunidad escolar.
Pido la palabra
por la Educación, en la confianza de que es el momento de que la
comunidad educativa en su conjunto se convierta en un agente
principal de la reivindicación, exigiendo rendición de cuentas del
Gobierno.
Pido la palabra por la
Educación convencido de que el papel de los y las educadoras es
fundamental –en la sensibilización del alumnado, en la vanguardia de la
reclamaciones y en la difusión de cuantos materiales contribuyan a
difundir estas movilizaciones.
Pido la palabra por la
Educación porque es un derecho consustancial al ser humano el obtener
una educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad.
Pido la palabra por la Educación porque como certeramente cantaban Andy&Lucas ('Pido la palabra', 2010) en aquellos primeros versos,
Pido la palabra
Yo ya creo que llegó la hora de que cumplan su palabra
Yo ya creo que llegó el instante de que cumplan lo que hablan
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