Pequeña revolución en Cantabria. El Ejecutivo
que preside Miguel Ángel Revilla (Partido Regionalista de Cantabria) ha
aprobado un acuerdo por el que modifica el calendario escolar de la región para el curso que viene
hacia un modelo más europeo (con todas las salvedades que tiene
generalizar). Los alumnos de Primaria y Secundaria pasarán de tener tres
trimestres a cinco bimestres, con una semana de vacaciones entre ellos.
El Gobierno planea dejar abiertos algunos centros a modo de ludotecas
con comedor para las familias que no puedan hacerse cargo de sus hijos.
Además, el curso empezará antes y acabará después por lo que el parón
veraniego reduce su duración a poco más de dos meses. Y todo a partir
del próximo septiembre. Como todos los cambios de cierta enjundia, la
modificación no ha caído igual de bien en todas partes.
Las posturas están claramente diferenciadas. Las Ampas rechazan la medida
porque, aseguran, "ni se les ha tenido en cuenta, ni se ha argumentado
cuáles son los beneficios o qué efectos va a tener este calendario o qué
mejoras va a suponer", según el presidente Ceapa, la confederación
estatal. Gobierno regional y sindicatos la defienden porque "es un calendario que
racionaliza los tiempos lectivos, con periodos más equilibrados y
evaluaciones menos largas, y que es beneficioso para el conjunto de la
comunidad educativa", en palabras del consejero de Educación, Ramón
Ruiz.
Lo que es casi indiscutible es que el cambio
supondrá una novedad importante de cara al curso que viene, pese a que
los firmantes del acuerdo han tratado de restarle importancia. Por cómo
se ha diseñado el calendario, los más notables serán que habrá una
semana de vacaciones en noviembre (el resto coinciden con navidad,
Semana Santa y se alarga dos días la festividad de carnaval) y que el
verano escolar será más corto porque para meter estas semanas extras de
vacaciones hay que hacer sitio por los extremos. Los días lectivos no se
tocan: seguirá habiendo 175. Los alumnos de Cantabria comenzarán las
clases el 8 de septiembre en los colegios y el 12 en los institutos y
finalizarán el 23 de junio en los colegios y el 27 en los institutos.
Un modelo más europeo
El modelo tiende a asemejarse a lo que se hace en otros países
europeos. El modelo francés es el más parecido al que ahora plantea
Cantabria y otros se parecen mucho. Con variaciones, pero en el continente lo normal es que el curso arranque a principios de septiembre
o incluso mediados de agosto (los países más al norte) y acabe entre
mediados y finales de junio (excepto los que empiezan en agosto, que
concluyen más pronto), según refleja Eurydice, la red europea de
educación.
Los defensores del acuerdo sostienen que
pedagógicamente el nuevo calendario es más adecuado para los alumnos.
Que los trimestres se hacían demasiado largos. Alberto Arriazu, presidente de la Federación de Directivos de
Instituto (Fedadi), coincide. "Dos meses de trabajo y una semana
descansando es lo idóneo, viene muy bien romper. A los chicos, algunos
muy pequeños, les acaban pesando los días", afirma. Y pone como ejemplo
la semana de vacaciones que tiene Navarra, donde él trabaja, en
carnaval, a mitad de febrero. "Nadie lo cuestiona. Ni los padres ni los
profesores", explica.
Las familias, al menos las que
agrupa la mayor confederación de Ampas del país, Ceapa, no lo ven tan
claro. "Creíamos que se le daba importancia al sistema educativo y a la
opinión y participación. Creíamos que el centro era el alumnado", se
lamenta su presidente, Jesús Salido, que sostiene que nadie les ha
explicado los supuestos beneficios de la medida. "La práctica dice que
cuantas más vacaciones, más deberes. Esto supone una vuelta de tuerca
más a la jornada continua: compresión de los horarios de trabajo, de los
ritmos. La semana de fiesta será para reforzar a los chavales que lo
necesiten, se traslada el trabajo fuera de los horarios lectivos",
asegura.
Verano y evaluaciones
Arriazu
concede que esto último puede ocurrir, pero no entiende el debate
montado en torno a los días lectivos y las vacaciones. "Los días
lectivos son los mismos, no se quitan días sino que se hace una cosa más
racional", opina. Y desliza que aún deberían quitarse días de
vacaciones de Navidad, por ejemplo, que suelen rondar la veintena.
El verano escolar cántabro también se ha quedado más corto, pero no
tanto. España sigue entre los países europeos con un parón estival más
largo, entre 9 y 11 meses. Tampoco parece que haya mucho margen ahí para
el cambio. El modelo de Cantabria ha dado un paso, pero pensar que se
puede trasladar al resto del país es improbable. "En España hay un
problema con el clima. Ponte a trabajar en Sevilla en verano sin aire
acondicionado", afirma Arriazu. "Ya sé que se utiliza el argumento de
que más dura es la mina, pero la actividad intelectual en según qué
condiciones es dura".
Por
último, el nuevo calendario de Cantabria pasa de tres trimestres a
cinco bimestres. Esto viene aparejado a cinco evaluaciones, cinco
periodos evaluables, según confirman desde la consejería de Educación de
la comunidad. "La idea es no hacerlas tan separadas en el tiempo, no
tan intensas", explica un portavoz. Ariazu esta parte no la ve tan
clara. "No por evaluar más se mejora la evaluación. Y más si tendemos
que trabajar de otra manera, más competencial y menos contenidista. La
evaluación es todos los días", defiende.
Artículo de Daniel Sánchez Caballero en eldiario.es: "Cantabria revoluciona el calendario escolar y abre el debate para acortar las vacaciones de verano"
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