Qué está fallando en la integración de los alumnos con discapacidad
"Si queremos que todos aprendan lo mismo, en el mismo
tiempo, en el mismo lugar y de la misma manera... no puede ser". Cuando
se pregunta a los profesionales del sector sobre la integración
educativa de los niños con necesidades educativas especiales (NEE),
abren el arco para argumentar por qué deben estar escolarizados en los
centros ordinarios junto al resto de los niños.
"Cada
alumno tiene diferencias específicas", explica María Antonia Casanova,
directora del Instituto Superior de Promoción Educativa. "A los
inmigrantes, por ejemplo, no se les escolariza por país, lengua o
religión". Pues a los niños con diversidad funcional tampoco. Algo así querían padres de dos colegios de Málaga y Pontevedra recientemente,
que pusieron a sus hijos en huelga para forzar el traslado de dos
menores con una discapacidad. En Andalucía lo consiguieron, en Galicia
no.
La ley ya lo contempla así desde hace 25 años. La
apuesta por la educación inclusiva va más allá de la integración de las
NEE. "La inclusión supone partir de que todos tenemos diferencias y que
estas son valiosas. Debemos estar todos juntos, sin mundos aparte, y dar
a todos lo mismo para que se puedan desarrollar", opina Ana Cobos,
presidenta de Copoe, la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España.
"Los niños deben aprender lo mismo que el resto. Antes se pensaba que
debían tener un currículum distinto, pero van a vivir en la misma
sociedad que todos y deben aprender lo mismo, aunque sea a su nivel",
corrobora María José León Guerrero, catedrática de Didáctica y
Organización Escolar en la Universidad de Granada. La normativa
contempla que estos menores pueden estar escolarizados hasta los 21 años
en Secundaria.
El 80% de los niños con necesidades
educativas especiales están integrados en el sistema ordinario. Para el
20% restante, los casos más graves, quedan, de momento al menos, los
centros de educación especial (CEE). Centros que para algunos deberían
dejar de existir. "España ha firmado en mayo de 2008 la convención de la
ONU al respecto y estos centros especiales ni se contemplan", explica
Casanova. En Italia el gobierno cerró estos centros de un curso para
otro e integró a los alumnos en colegios ordinarios y el sistema
educativo no se derrumbó.
Menos apoyos por la crisis
Otra cosa es que
actualmente se estén dedicando los recursos necesarios a la integración.
Los niños con NEE necesitan ciertos apoyos en los colegios, en forma de
profesores o de aulas de refuerzo, que en general están pero en los
últimos años han retrocedido como consecuencia de la crisis, según
denuncian los profesionales. La partida dedicada a educación compensatoria ha prácticamente desaparecido de los Presupuestos Generales del Estado.
Los sindicatos llevan años alertando de esto. En cinco años se han
eliminado unos 35.000 profesores del sistema y los apoyos se han visto
especialmente perjudicados, afirman. "El tutor de una clase no puede
desaparecer, pero los de apoyo en ocasiones sí se han ido", explica
Casanova. Cobos sin embargo sostiene que "podríamos estar mejor, pero en
la educación especial no se escatima".
¿Están bien
atendidos los menores con NEE en estos centros? Esta falta de atención
es la que, supuestamente, provocó los incidentes en los colegios de
Málaga y Pontevedra. Eso denuncia Carmen Fernández, de la Fundació
Gerard, que lleva uno de los casos. "Nos encontramos muchas veces con
que la mala praxis de la escuela está generando problemas con alumnos
con NEE. El problema no es el alumno, sino el abordaje de esta
educación", sostiene.
Generalizar es siempre
complicado, pero los profesionales consultados creen que
mayoritariamente sí hay buena atención. Normalmente los niños están en
clase con sus compañeros y de vez en cuando reciben el apoyo de un
segundo maestro. En ocasiones son ellos los que salen a una clase de
refuerzo. Y en última instancia están escolarizados en un centro normal
pero en un aula específica. Esta última modalidad presenta la ventaja de
que se puede trabajar con el menor de una manera más personalizada
(tienen un máximo de seis alumnos) y que en determinados momentos
(recreos, excursiones) socializan con sus compañeros.
Demasiados alumnos por clase
Un problema que
destaca Cobos son las altas ratios de alumnos por clase, que impiden en
ocasiones atender a los menores. Manejar a 25 niños por aula en Primaria
y hasta 33 en Secundaria es todo un reto para cualquier maestro.
Un posible problema con la integración de niños con NEE es qué ocurre
cuando los servicios de orientación del centro opinan que el menor en
cuestión debería cambiarse a un colegio de educación especial pero la
familia se niega. No es habitual, sin embargo. "Normalmente no se
produce [que la familia y el equipo de orientación discrepen] porque la
familia está viendo que necesita más atención", explica Cobos. Pero, ¿y
si ocurre, como podría ser el caso de Pontevedra? "Atendiendo a los
derechos fundamentales, el derecho a la educación del menor está por
encima del de la familia a decidir por él. Si se le priva de la atención
educativa que está necesitando el inspector puede decidir", añade.
En cualquier caso no es la letra ni el espíritu de la ley. Como dice
Casanova, con la escolarización ordinaria "la socialización del niño es
mucho mejor, el desarrollo afectivo es mejor y los demás conocemos a
estas personas y sabemos que sirven para muchas cosas. Que tienen una
discapacidad, pero tienen otras capacidades y hacen algunas cosas mejor
que nosotros".
Artículo de Daniel Sánchez Caballero en eldiario.es: "Qué está fallando en la integración de los alumnos con discapacidad"
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