Reforma universitaria al estilo Wert: grados más cortos y másters más largos
Clica para acceder: Comunicado de FETE-UGT, CCOO, CSIF y CIG "No más reformas sin consenso con la comunidad universitaria"
Wert comienza su reforma universitaria con un polémico cambio: grados más cortos y másters más largos
Para no perder la costumbre, contra el criterio de
los rectores, los sindicatos educativos, la oposición política y la
práctica totalidad de la comunidad educativa —aunque cada uno por sus
propios criterios—, el Gobierno ha sacado adelante una nueva reforma
educativa. Esta vez le toca el turno a la universidad.
El Consejo de Ministros ha aprobado esta misma tarde un Real Decreto
por el que abre la puerta a que los grados universitarios pasen de tener
cuatro años (más un quinto de máster, optativo u obligatorio según la
carrera) a tres años (más dos de máster). De momento será voluntario y
dependerá de cada universidad aplicarlo o no. El objetivo de Educación:
"Flexibilizar" los grados y converger con Europa, donde "se optó
mayoritariamente por la fórmula 3+2".
Para los
sindicatos es el principio de "una reforma encubierta" que incluye otros
dos decretos sobre la creación de nuevos centros y la acreditación de
profesores. "No confundamos las cosas", relativizan los rectores
agrupados en la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas
(CRUE), aunque no están nada contentos con el cambio aprobado por el
Ministerio porque no han tenido tiempo de evaluar cómo ha ido la actual
fórmula.
La oposición política denuncia el "ataque a
la universidad pública" y el encarecimiento de los estudios superiores
que puede suponer esta medida, toda vez que los másters son notablemente
más caros que los grados y ahora duplican su duración. El secretario
general de la federación de enseñanza de CC OO, Francisco García, se ha
mostrado esta mañana dispuesto a convocar un paro de 48 horas, con el
apoyo de las asociaciones de estudiantes y la Marea Verde.
El Ministro de Educación, José Ignacio Wert, defendió tras el Consejo
de Ministros que en realidad la medida va a suponer un abaratamiento de
la educación superior. El argumento de Educación es que solo un 20% de
los estudiantes cursan másters que no son obligatorios para poder
ejercer su profesión, una proporción "muy pequeña". De esta manera, dice
Wert, la inmensa mayoría de las familias lo que verán será el ahorro de
un curso universitario, que cifró en un coste global de 150 millones de
euros.
En la rueda de prensa se le objetó al
ministro que, siendo esto cierto, también lo es que "la realidad" es que
los grados de tres años perderán parte de su valor (pasan a tener un
carácter "básico y generalista", según el propio decreto) y que sin un
máster de especialización –cuando no sean obligatorios– "no serán
suficientes para adquirir la cualificación imprescindible" para
introducirse en el mercado laboral de alta cualificación, con lo que la
medida supondrá un encarecimiento.
Wert se enrocó en
que "el requisito de titulación" que se exige habitualmente es el grado,
y que, si no en cualquier caso, "la experiencia dice" que los jóvenes
cursan másters ya una vez incorporados al sistema laboral. Los máster
llamados habilitantes (obligatorios para ejercer ciertas profesiones,
como la abogacía) quedan fuera porque el precio del crédito es el mismo
que en el grado.
En plena caída de la financiación
Y todo esto en una situación en la que las universidades están
perdiendo financiación (un 24% en cuatro años, unos 1.500 millones de
euros, de 10.100 millones de euros en 2010 para los centros públicos a
8.600 en 2014, según un estudio de CCOO) y trabajadores (8.100 puestos
en dos años). Y con las cuantías medias de las becas universitarias
cayendo (al menos 300 euros en la última convocatoria), lo que refuerza
el argumento de que se endurecen las condiciones de acceso a la
universidad.
Cuando se implantó en el curso 2009-10
el espacio de educación superior europeo, conocido como Plan Bolonia, en
España se decidió que el formato de las nuevas carreras sería de cuatro
años de grado más un quinto de máster –opcional en muchos casos,
obligatorio en ciertas profesiones para ejercer, como los abogados–
(para un total de 300 créditos).
Pero ahora, sólo
cinco años después de haber elegido este sistema –con el anterior
Gobierno–, el Ministerio de Educación plantea que esta organización va a
contracorriente de Europa y aprueba este cambio al formato más habitual
en el continente de tres años de grado más dos de máster de
especialidad o habilitante (300 créditos también en total). Pero ante el
rechazo de los rectores ha ofrecido un cambio voluntario: que cada
universidad lo aplique o no según considere.
Los
rectores no acaban de entender que se hable de cambiar todo el sistema
sin saber si lo que hay ha funcionado o no, y piden tiempo. Gaspar
Roselló, secretario ejecutivo de la Comisión Académica Sectorial de la
CRUE explica que justo este año comienza la acreditación (evaluación) de
los títulos que se iniciaron con Bolonia, que licenciaron a sus
primeros estudiantes el curso pasado. "Necesitamos analizar más lo que
se está realizando" antes de tomar decisiones, explica. Y considerar las
consecuencias que podría tener un cambio. "¿Qué quiere decir un título
de tres años? ¿Qué competencias da? ¿Qué significa respecto al mismo
título pero de cuatro años que da la universidad vecina?", plantea
algunas dudas que pueden surgir.
El precio del
crédito de los másters es bastante más caro que el del grado, diferencia
que a priori tendría que asumir un estudiante. Un máster cuesta entre
2.700 y 7.000 euros al año, según IU, que se opone al cambio. Si duran
dos cursos, el estudiante tendrá a priori que pagar el doble, entre
5.400 y 14.000. "Y como las ayudas y becas se han reducido
significativamente muchos no podrían acceder a los máster", alerta Julio
Serrano, responsable de Universidad de CCOO. "Con lo que estaríamos
reduciendo el sistema universitario público, que quizá es lo que quiere
el ministerio".
La CRUE coincide en que "no se puede
cargar esto al estudiante". "Hemos sido muy tajantes con eso y el
Ministerio valora la posibilidad de abrir la horquilla para que no
resulte tan caro, por ejemplo haciendo un 3+1 más asequible para el
estudiante", explica Roselló. Wert explicó que otorga libertad a las
universidades para que decidan si los máster durarán un curso o dos.
De momento Educación deja a la libre voluntad de cada universidad
decidir si aplican el 4+1 o el 3+2. Según los plazos esto podría empezar
a ocurrir ya el próximo curso. "Para un cambio tan grande debe haber un
liderazgo mayor desde las Comunidades" y no dejar la elección en manos
de cada centro, opina Roselló. Wert afirmó que serán las autoridades
educativas de cada Comunidad y las universitarias las que decidirán cómo
realizan el cambio.
Los estudiantes también opinan
que "no es el momento" de implantar grados de tres años, según un
informe de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de
Universidades Públicas (Creup), que agrupa a 800.000 del 1,5 millones de
estudiantes universitarios en España. Creup opina que los grados de
tres años implicarían "de manera implícita" estudiar un máster también,
con los problemas, sobre todo económicos, que esto plantería.
"Produciría un daño irreparable en la equidad de los estudiantes en el
acceso y permanencia", aseguran.
Artículo de Daniel Sánchez Caballero en eldiario.es: Wert comienza su reforma universitaria con un polémico cambio: grados más cortos y másters más largos
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