Comienza la era LOMCE: ¿Menos huelgas y más resistencia?
Dos años de lucha, huelgas generales y parciales, asambleas, protestas, manifestaciones y rechazo después, la marea verde no
ha podido con la LOMCE. Con el menor apoyo a nivel de partidos que
nunca ha tenido una ley educativa (y ha habido unas cuantas), la primera
norma con la que el PP traslada su modelo de enseñanza a las aulas se
estrena en poco más de un mes, aunque de forma parcial.
Con la norma ya aprobada y vigente, hay quien se plantea si no ha
llegado el momento de cambiar la estrategia de lucha. Aunque ha habido
muchos tipos de protestas, las huelgas han sido la punta de lanza de la
resistencia a la ley mientras se tramitaba. En los últimos dos cursos se
han convocado dos paros generales, en 2012 y 2013. La de 2012 –no
estrictamente contra la LOMCE sino contra los recortes, aunque forma
parte de un todo– fue la primera en la historia de España a la que
estaban llamados todos los niveles educativos y centros docentes del
país. Sus convocantes consideran ambas un éxito de seguimiento.
Pese a que la ley ha sido aprobada finalmente y los recortes siguen
vigentes, los integrantes de la Marea Verde creen que las protestas de
estos dos últimos años –aunque los recortes realmente empezaron con el
decreto de 2010 por el que el Gobierno socialista recortaba el salario
de los funcionarios– han conseguido algo.
Algunos éxitos
"Han servido para concienciar a la comunidad educativa y a la
ciudadanía en general de la que se viene encima con la ley. La gente es
consciente de que se han sucedido muchas leyes educativas, pero casi
nunca sabían lo que suponía una ley nueva tanto antes de que llegara",
opina Guadalupe Jover, profesora de Secundaria y miembro de la
plataforma Yo Estudié en la Pública.
"Si hubiéramos
estado callados los recortes habrían sido mayores", afirma Nicolás
Fernández, presidente del sindicato de profesores ANPE.
Francisco García, secretario general de la federación de Enseñanza de
CCOO, también destaca el valor informativo de las protestas: "Las
movilizaciones han llevado al ánimo de la comunidad educativa que la
educación debe ser política de Estado, y a que la sociedad rechace la
LOMCE". Jesús Salido, presidente de la confederación de asociaciones de
padres y madres de alumnos CEAPA, resalta también el papel relevante que han adquirido las asociaciones "civiles y no políticas" como un éxito de las protestas.
Pero el caso es que el Gobierno ha pasado el rubicón en absoluta
soledad y la ley es una realidad. Con este debate de fondo llega el
nuevo curso escolar, su bajada al aula, y se abre un nuevo escenario
para la comunidad educativa que se opone a la norma.
Algunos se preguntan si las viejas recetas sirven para los nuevos escenarios. Carlos López, secretario general de FETE-UGT, afirma en su blog
que en su sindicato "genera muchas dudas convocar una huelga por los
mismos motivos" por los que ya se han convocado otras. Su homólogo de
CCOO, Francisco García, se muestra más tajante y afirma que "la huelga
es un instrumento muy importante", y destaca que tienen un "seguimiento,
repercusión pública y recorrido mediático" que otras formas de protesta
realizadas no alcanzan. Ambos sí coinciden sin ambages en algo: habrá movilizaciones.
En una posición más expectante se encuentra Nicolás Fernández,
presidente del sindicato de profesores ANPE. "Vamos a ver qué pasa",
responde preguntado por la huelga como estrategia para el curso que
viene. "No nos gustan las huelgas preventivas, nadie sabe qué va a pasar
el próximo curso".
Los focos del conflicto
Los sindicatos mayoritarios anuncian batalla. "Motivos parece que
existen", relata López, de UGT. El Gobierno ha anunciado su objetivo de
llegar a un 3,9% de PIB para educación en 2015. Partimos del 4,1%, por
lo que sólo hay dos vías para bajar dos décimas. O se recorta (unos
2.000 millones de euros) o se mantiene la inversión pero el PIB sube
–más de lo previsto– de modo que la misma cantidad suponga un porcentaje
inferior. "No sólo son nuevos recortes, porque ya se rasca en hueso.
Significa copago educativo –ya están hablando de ello–", concluye García
citando unas declaraciones en las que el ministro de Educación, José
Ignacio Wert, afirmaba que habría que plantearse la gratuidad de
educación no obligatoria (infantil, bachillerato...).
UGT añade otros motivos que impulsarán las protestas. Con este curso ya se han perdido 90.000 plazas en el sector de
la enseñanza, los centros pelean con "horarios imposibles" por falta de
profesores y las modificaciones que demanda la LOMCE, empeoramiento de
las condiciones de los maestros, etcétera.
García
añade la universidad como próximo foco de conflictos por la subida de
las tasas, el cambio en el sistema de becas y los recortes que están
sufriendo. "Vamos a proponer retomar las movilizaciones desde principio
de curso. Como decía Marcelino Camacho, la única lucha que se pierde es
la que no se da", advierte.
Fernández, de ANPE,
presenta su propio caballo de batalla: el prometido estatuto de los
profesores que regule su carrera profesional.
A los
padres les preocupa la malnutrición infantil. "UNICEF dice que hay 2,3
millones de niños en la pobreza. Todos los que tengan más de tres años
están escolarizados. Esto significa que hay un porcentaje de menores que
van a los centros mientras los gobernantes endurencen los requisitos
para acceder a las becas de comedor. Vamos a trabajar y luchar por
esto", asegura.
"Un curso movido"
Queda
definir la estrategia. López, indeciso respecto a la huelga, lanza al
aire otras formas de protesta (paros parciales pero sostenidos, por
ejemplo) o recabar opiniones entre padres y otros miembros del colectivo
anti LOMCE. Salido, de CEAPA, recoge el guante y opina que las huelgas
tuvieron su momento y significado y que, si bien no renuncian a ellas,
"la línea va más porque la implantación de la LOMCE tenga las mínimas
consecuencias".
Esto es, la desobediencia o insumisión. Sin trasgredir la ley, advierten. Muchos colectivos se plantean torpedear la norma desde dentro
mediante acciones diversas. Jover, de Yo Estudié en la Pública,
prefiere hablar de "resistencia". Y pone ejemplos. "Objetar a la FP
Básica (la decisión final es de las familias), pedir a los centros que
sigan contando con la voz y el voto del Consejo Escolar (que con la
nueva ley pasa a ser sólo consultivo)". Medidas que apoyan sindicatos
como CCOO o UGT.
Pero no ANPE. Fernández se muestra
reacio a la resistencia a la ley. "A mí no me gusta la LOMCE. Lo he
dicho y trabajo para cambiarla, pero es la ley y hay que respetarla",
afirma tajante. Su postura de cara al próximo curso es esperar
acontecimientos. "Pueden pasar muchas cosas en verano. Se puede derogar
el decreto de los recortes. La situación no invita al optimismo, pero
vamos a ver la primera experiencia con los cursos, si se implantan o
no", argumenta.
Finalmente, otra línea de acción que
propone Jover es "combinar la trinchera con el trabajo cotidiano de
sensibilización y construcción de alternativas". Muchos de los
colectivos integrantes de la Marea Verde –no sólo educativos, también
otros como Ecologistas en Acción o Attac– se han agrupado en el proyecto
La escuela que nos une,
mediante el que recaban ideas y propuestas para "definir el modelo de
sociedad y a partir de ahí el educativo". Su última batalla: contra la educación financiera (que no económica) en las escuelas.
Septiembre ya casi está aquí y con él la LOMCE, la ley educativa con
más rechazo (al menos en la calle) en 40 años de democracia. "Se
presenta un curso movido", vaticina Salido, de CEAPA.
Artículo de Daniel Sánchez Caballero, en eldiario.es
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